También ha sido fundamental la confianza del cliente. Aunque el punto de partida era “dar un lavado de cara” a un apartamento que se había quedado antiguo, conseguimos convencerles para hacer un profundo cambio de distribución que adecuara mejor la vivienda a sus necesidades: en planta hemos sustituido la posición de la cocina y el baño, quedando ahora la primera comunicada directamente con el salón/comedor. En planta alta hemos modificado la distribución de los dormitorios, dando protagonismo al principal que queda ahora equipado con baño privado y vestidor.

Para conseguir la imagen atractiva que teníamos en mente sin perder el carácter doméstico establecimos que el interiorismo y la decoración debían ser complementarios: queríamos una base confortable que conseguimos con el uso de la madera natural, la transparencia entre espacios a través del vidrio y la iluminación indirecta, para más tarde encontrar el contraste eligiendo un mobiliario con colores vivos con más personalidad, y complementar con el brillo de barandillas y lámparas, y la fuerza de los papeles en las paredes.

Para redondear la decoración, hemos tenido la suerte de contar con la colaboración de nuestra amiga Claudia Muñoz, arquitecta marbellí dedicada al mundo de la pintura y que ha elaborado dos cuadros de estilo expresionista abstracto.